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Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

martes, 27 de octubre de 2009

Jornadas sobre globalización



Autora Ana Azanza
Esta es la colegiata Revillagigedo en Gijón donde tuvo lugar un congreso sobre la Globalización organizado por las sociedad asturiana de filosofía a principios de octubre.
Me traje un libro "El fin de la educación". Su autor, Pablo Huerga, defiende que la educación surge cuando se quieren formar personas, no técnicos o escribas. En Mesopotamia la escritura era algo tan sumamente difícil de aprender que sólo algunos dedicados en vida podían ejercerla. Era imposible su divulgación.
Gracias a los fenicios y su simplificación del alfabeto se ponen las bases de una educación en sentido formal, de una escuela pública. Es decir, una enseñanza dirigida a más gente, incluso a toda la población.
Pese a lo que pudiera parecer Herodoto, Pausanias nos hablan de escuelas para niños en la antigua Grecia y Aristófanes en el 420 a.C señala que es imposible en Atenas encontrar una persona que no sepa leer ni escribir.
Quintiliano en el siglo I en sus Institutiones de Retorica argumenta en favor de llevar a los niños a la escuela.
Me agradó de la explicación de Pablo Huerga la defensa de la escuela pública para que se cumpla el objetivo de la formación de la persona: una educación laica, universal, nacional... no racista, no elitista. Con estos objetivos creo que se ve bien de qué pies cojea la enseñanza en España.
Fue el descubrimiento del filósofo de moda: Peter Sloterdijk y sus "esferas, globos y espumas". Un filósofo atrayente del que sólo conozco su libro sobre el atmoterrorismo donde explica la primera guerra mundial, cuando se empezó a envenenar el aire para matar.
Vázquez Roca de Valparaíso trató el imaginario de la globalización en la obra de Sloterdijk.
Con la globalización electrónica, el descubrimiento del espacio que circunda el planeta, las ondas de radio, los viajes espaciales, nos hemos quedado sin "abrigo", aparece el frío exterior. El ser humano está hoy a la intemperie.
No quiero ni puedo hacer una exposición de todos los sugerentes razonamientos e imágenes que utiliza Solterdijk, ya he visto que tiene ardientes seguidores en nuestro país.
Ruego que se me permita quedarme con los retazos más sugerentes de lo que escuché: el palacio de cristal, una metáfora sacada de Dostoievski, que expresa la situación del mundo. Europa y USA nos resguardamos en nuestro confortable palacio del bienestar económico, sólo un tercio de la humanidad disfruta del palacio. Los excluidos del poder tienen la ilusión de participar de él ya que es de cristal. Pero la distancia es enorme entre los de dentro y los de fuera: hay leyes excluyentes.
Los perdedores se aferran a viejas ilusiones para sobrevivir y organizan un tenaz asedio al palacio de cristal: son los "nuevos bárbaros" que quieren acceder a la "ciudadanía".
El terrorismo global, como forma organizada de desinhibición agresiva avanza. El 11S sería una consumación de una especie de justicia imaginaria.
Los habitantes del bienestar practicamos un monólogo entre nosotros, la mayoría queda fuera de la globalización. No disfrutan sus ventajas, soportan el capitalismo globalizado.
Muy interesante el aporte de Gilberto Valdés que vino desde Cuba donde organiza encuentros entre "teóricos", (en Europa nos sobran), y "activistas" de la revolución. Explicó de pasada muchos asuntos sobre su país que ayudan a comprender, se refirió a Martí, poeta cubano que vivió en el "palacio de cristal" USA durante 15 años, y que lideró la independencia de Cuba.
Comprendo a los entusiastas de Sloterdijk por esta frase: "El momento moral es intrínseco a la filosofía, y si no lo tiene divaga o es extravagancia."

miércoles, 21 de octubre de 2009

Las dos Hipatias



Autora Ana Azanza


En nuestra primera reunión de este año ha salido el tema de Hipatia, la película. Nos ha faltado la opinión de uno de los dos cinéfilos que hoy actuaba en el teatro.
Al otro parece no haberle gustado demasiado.
Agora no me ha desagradado. Critican que utilizar las imágenes de Google Earth ya está muy visto. Incluso queda un poco vulgar. En este caso no me parece que sea así. La gran obsesión de Hipatia a lo largo del film es cómo explicar las trayectorias de las errantes (los planetas) en el firmamento terrestre. La solución de Ptolomeo con sus ecuantes y deferentes la he entendido mejor con el "trasto" que saca el alumno de Hipatia en clase para explicar el sistema ptolemaico.
Subyace como una provocación la solución de Aristarco, el heliocentrismo, que en aquellos tiempos parecía estrafalaria. El momento en que un personaje subido a una tapia, al margen del resto de la concurrencia, recuerda la idea de que el sol sería el centro me ha parecido brillante. Alguien desde una posición "excéntrica" en el doble sentido de la palabra, no se confunde con la audiencia dice algo extraño, que para nosotros, espectadores del siglo XX es rutinario: el sol es el centro y la tierra gira alrededor junto con los demás planetas.
Me gusta cómo se lleva esta inquietud intelectual a lo largo de la película. También me ha parecido un acierto del director traer a colación una mujer, que por una vez en la historia del cine, de la filosofía, de todo, su centro no es un hombre ni "otros" sino ella misma y sus investigaciones. Nos faltan modelos de mujer distintos a los clásicos. Queremos una sociedad igualitaria en la que no haga falta establecer cuotas de mujeres y hombres, pero estamos lejos de que eso sea realidad.
Ayer mismo hubo un reportaje en Documentos TV basado en las preguntas y contestataciones de la célebre señorita Francis. Había que escuchar las preguntas que tanto hombres como mujeres españoles hacían cuarenta años atrás, y había que escuchar las respuestas. Sociedad domesticada.
¿Sufría España en aquellos tiempos de parálisis cerebral?
Desprenderse de este acostumbramiento a no pensar nos está llevando tiempo.
En mi más tierna infancia todavía esta señora se prodigaba en la radio explicando a las jóvenes españolas asuntos que "la pluma no quiere ni puede expresar".
Dicen que le faltan amores a Hipatia, que ha sido una queja de la propia Raquel Weisz. Otra innovación, siendo una mujer la protagonista. Aplaudo a Amenábar por ello.
Hay un momento en que la filósofa está recostada y su discípulo enamorado con ella, parece que la cosa va a ir por el camino habitual. Pero entonces Hipatia se levanta de un salto preocupada por el problema astronómico. Decepción para los románticos.
Me encantan los amores y que la gente se quiera. Pero los clichés están para ir rompiéndolos. Y esta Hipatia convence, es diferente.
Finalmente la gran temática del fanatismo religioso. Concretamente el fanatismo de los cristianos, que dejan de ser una religión perseguida, está reciente el Edicto de Milán (313), para convertirse en perseguidora. No tardó nada en producirse tan terrible transformación.
Dicen que no sólo los cristianos también los musulmanes incendiaron la biblioteca.
Pero eso no le quita gravedad al hecho de que Cirilo, patriarca de Alejandría, que luego sería san Cirilo, padre de la iglesia, protagonista del concilio de Efeso (sin su decisiva intervención María no habría sido Madre de Dios), se sintió molesto por la ciencia de Hipatia. Por muy padre de la iglesia que lo hayan hecho fue un fanático que manipuló a las masas para sus propósitos.
La utilización de textos bíblicos para justificar que no se puede ni se debe escuchar a una mujer: "La mujer calle en la iglesia." La reacción de los notables alejandrinos que en vez de protestar ante la injusticia callan, agachan la cabeza y se someten a la manipulada "palabra de Dios". Y al final el martirio de Hipatia a manos de los monjes.
Cirilo no se contentó con cerrar la biblioteca y acabar con Hipatia. También los judíos le molestaban. Empezaba así el antisemitismo de los cristianos que no se quiere reconocer y que ha llegado hasta nuestros días.
Hipatia es insultada por sus agresores con dos palabras clave en la historia del sometimiento de la mujer: ¿Qué se dice de una mujer cuando se la quiere degradar? aunque probablemente los mismos que insultan sean los usuarios, encantados de que exista esa explotación de las mujeres.
El segundo insulto: si además de mujer Hipatia era científica, sólo podía ser una bruja.
En conclusión: la película toca temas bien interesantes de los que tratamos en primero de bachiller o en "cambios sociales y de género": mujer y ciencia, ciencia antigua, ciencia y religión...
Incluso si a los actores les falta garra interpretativa para mí esta película no caerá en el olvido.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Debate sobre educación

Autora Ana Azanza

Ayer hubo un debate sobre educación en Antena 3, una jaula de grillos como suele pasar.

Pienso que las referencias de Pilar Rahola a lo malos que eran los tiempos del "Florido pensil" no nos llevan a ninguna parte. Por mucho que diga que aquella educación era nefasta por lo autoritaria y que se aprendían cosas sin pensar, se aprendían cosas. El autoritarismo de una sociedad dictatorial tiene sus ventajas a la hora de educar como bien explica Hannah Arendt. De aquellos tiempos me quedo con que ser profesor tenía un reconocimiento social que hoy se ha perdido, y lo de las tarimas también es una buena idea para los que tenemos poca voz.

Vivir en libertad es mucho más complicado, sobre todo cuando educación democrática parece sinónimo de borrar las diferencias entre alumno y profesor. Estoy de acuerdo en que hay que devolver la autoridad al profesor, no sé si hay que llegar a los extremos a los que se ha llegado en Madrid. Personalmente en mi instituto no he visto agresiones de ese tipo hacia los profesores. No pienso que sea cuestión de leyes, en este país no paramos de inventar leyes para saltárnoslas y demostrar así que somos más listos que nadie. Eso gusta en España, demostrar la pillería, está en nuestra tradición literaria y en nuestro "idearium" nacional. Caricaturizo situaciones recientes:

"Demuestro inteligencia puesto que impongo a otros una ley que yo no cumplo, incluso me invento una ley que no existe con la que amenazo y amedrento."

Pero la educación es un tema suficientemente serio como para que nos dejemos de pillerías e intentemos poner remedio a los males que nos aquejan.

Por ejemplo, pienso que tenemos instrumentos previstos como la orientación en los institutos que no se les saca suficientemente partido. Se puede hacer mucho más con los alumnos, ser orientador no es sólo repartir folletos o reunirse una y otra vez con los profesores. Se pierde mucho tiempo en el instituto en reuniones de profesores que no llevan a gran cosa, papeles y más papeles, y lo que interesaría es ayudar a qué cada alumno encontrara e hiciera los estudios o formación que mejor le van.
Una de las ventajas de nuestro sistema actual es que hay múltiples vías para conseguir los títulos, yo no sé si estas cosas se explican suficientemente a los padres. Hay que dar mucho la lata a la gente para que se entere de las cosas y tengo para mí que no se hace.

Los tutores son auténtico burócratas, ratos muertos rellenando formularios ¿para qué? para hacer estadísticas ¿y para qué tanta estadística? nos gana la burocracia y la fiebre de las cuadrículas en Séneca.

Con quien se debe de perder tiempo es con los alumnos no con los papeles.

Veo que a menudo se quieren resolver problemas poniendo más normas en los institutos. En el mío estamos saturados de normas. Nos sobran normas.

Los alumnos no son amigos de los profesores, estamos de acuerdo, pero tampoco son "el enemigo a batir". Hay que ganarse su confianza y respeto. Se confunde el respeto con el miedo, y la disciplina con el ejército. Puede haber confianza y respeto al mismo tiempo. Para poder enseñar es necesario que el alumno confíe en el profesor, y esa circunstancia muchas veces no se da.

Yo he visto echar regañinas a los alumnos, toda la clase en silencio sepulcral. Y al mismo tiempo se percibía falta de comunicación, los niños no estaban escuchando la riña porque les da exactamente igual lo que el profesor les está diciendo. No se lo creen. Para mí ese es el fallo; el alumno tiene que "creer" al profesor.

Al mismo tiempo no comprendo porqué nos quejamos de que los alumnos no saben ¿cómo van a saber si no se les enseña? ¿cómo les vamos a enseñar si no les hacemos trabajar? yo no nací sabiendo ortografía ni filosofía, ni escribir ni hacer cuentas.

Hay labores del profesor y del maestro que son una auténtica lata. No podemos quejarnos de que hay que corregir y hay que leer trabajos y exámenes, claro que hay que leer decenas de trabajos y de exámenes, y aburrirse haciéndolo. Así es como se puede ver si saben ortografía y corregir y hacer repetir las palabras que están mal escritas. Además los alumnos se sienten importantes, como nos pasa a cualquiera, cuando ven que has leído lo que ha escrito y se lo devuelves corregido. Es un estímulo para su trabajo.

Pero si resulta que todos los alumnos van a aprobar o van a pasar de curso por "imperativo legal", la administración debería darse cuenta de que con esos "imperativos legales" nos están segando la hierba debajo de los pies y nos están quitando la motivación al profesorado para nuestras aburridas tareas de corrección.

Hace falta una "moralización" del trabajo en la escuela, en el sentido de que necesitamos un "rearme moral", nuestra labor es importante, nos la tenemos que tomar en serio. Si yo me lo tomo en serio mis alumnos se lo tomarán en serio.

Que nos tomen en serio en la sociedad no se consigue con una ley más que lo diga: "tomad en serio a los profesores". A veces los españoles somos un poco ridículos en nuestro afán de que todo se resuelva "desde arriba".

Insisto en que el colegio, el instituto es un lugar de trabajo, donde se va a "partirse el lomo", como cualquier otro ciudadano va a su puesto. Y no puede ser que por una mal entendimiento de la igualdad de oportunidades se deje de trabajar en los institutos, "para que todos titulen facilitemos las cosas". En ese punto creo yo es donde hay que insistir para que las autoridades tomen las medidas pertinentes.

En esta historia de la educación no podemos seguir tirándonos la patata caliente unos a otros, sin hacer lo que a cada uno nos corresponde, en mi opinión.

viernes, 2 de octubre de 2009

Necrológica

El día 10 de septiembre murió nuestro compañero Eduardo Ruiz Jarén, que ejercía como profesor de filosofía en Vilches. Tuve suficiente relación, en el Congreso Internacional sobre Oliva Sabuco celebrado hace un par de años en Alcaraz (Albacete), como para poder atestiguar que, además de un excelente filósofo y crítico de filosofía, con un extraordinario bagaje cultural, Eduardo era, sobre todo, un hombre bueno, en el sentido machadiano e incluso santo de la palabra. He encontrado un breve curriculum suyo en A Parte Rei, la excelente e-revista filosófica dirigida por Carlos Muñoz, con la que, como un servidor, colaboraba.
Lo abrevio para la Quinta:
Eduardo Ruiz Jaren (Sevilla, 1957), doctor en Filosofía, licenciado en Filosofía y ciencias de la educación, licenciado en Teología y en Estudios Eclesiásticos, estudió en Frankfurt, Roma, Madrid, Granada y San José de Costa Rica. Formó parte del Departamento de Filosofía de la Facultad de Teología de Granada, donde fue profesor de Lógica, Antropología y Metafísica. Tras una prolongada experiencia en enseñanzas medias, ejercía como funcionario de carrera desde 1998 en el Instituto de Vilches (Jaén). Ha traducido al filósofo y teólogo francés Claude Bruaire (editorial Caparrós). Sus líneas personales de investigación son la filosofía judía y las zonas fronterizas entre filosofía-religión y filosofía-salud. Ha publicado sobre ello varios artículos en ALFA, la revista de la Asociación Andaluza de Filosofía y un libro sobre la filósofa y médica renacentista Oliva Sabuco de Nantes.
Eduardo me pidió un prólogo para este hermoso y educativo librito, que le regalé con mucho gusto. Creía que compartía todavía con él la alegría de una segunda edición del mismo (editorial Manuscritos, Madrid, 2009), cuando Eduardo abandonó este mundo, a causa de un cáncer de colon que no pudo superar.
Deja una hija a la que -me consta- adoraba, y una obra bien escrita, en la cual se cuenta, precisamente, un artículo sobre José Gaos (al que presto atención en la Quinta este curso), artículo que me dispongo a leer con el doble interés de conservar el extraño bucle de ambos filósofos exiliados.
http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/jaren63.pdf