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Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

viernes, 15 de abril de 2011

España en la memoria de los exiliados María Zambrano, Nicol, Gaos, XIrau

Autora Ana Azanza


He escuchado recientemente a un especialista reconocido de la filosofía española, José Luis Mora, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid. Disertó sobre algunos de los filósofos exiliados que hemos estudiado en nuestras reuniones y otros menos conocidos. Ayer fueron los 80 años de la segunda república, me parece oportuno un escrito homenaje a los que creyeron que una España en democracia era posible en 1931, momento poco oportuno como se vió para incorporar de una vez nuestro país al mundo moderno.


En 2011 se cumplen 50 años de la carta sobre el exilio de María Zambrano en París. Es un texto simbólico sobre la percepción que los exiliados tenían de los llamados 25 años de paz por el franquismo que se iban a celebrar en 1964. La retórica del franquismo quería hacer ver que los que seguían en el exilio lo hacían porque querían, ya que España era próspera.

En los 60 se incorporan a las cátedras los que ahora se están jubilando.

Zambrano plantea el olvido en qué habían caído aquellos filósofos desposeídos de sus cátedras por los vencedores. Habla de los resistentes al franquismo, nunca dice “exilio interior”. Denuncia así mismo el silencio de quienes en esos años 60 accedían a las cátedras, su olvido de los que se habían ido fue una segunda expulsión.
En 2011 la denuncia sigue en pie, estamos lejos de haber normalizado la situación en cuanto a recepción de los españoles que se vieron obligados a escribir su obra filosófica en el exilio.

Precisamente es Zambrano una excepción, ya se han escrito 50 tesis doctorales sólo en España sobre su obra. Sobre Gaos sólo 2, Sobre Nicol ninguna, sobre Ferrater una de Carlos Nieto, ninguna sobre Callejo Rocaful ni Francisco Carmona Nanclares profesor en la facultad de Derecho de la UNAMéjico. Existen trabajos sectoriales, pero falta un trabajo de conjunto sobre la recepción del exilio filosófico en España.


En el ámbito de la literatura Francisco Larraz, “El monopolio de la palabra”, da un buen ejemplo a seguir con un trabajo exhaustivo, estudia la recepción de los escritores exiliados desde los años 40 hasta hoy. Francisco Larraz pertenece a un dinámico grupo de estudios del exilio literario español, GEXEL, de la universidad Autónoma de Barcelona.

Sin esta tradición del exilio la filosofía española estaría incompleta. Las generaciones españolas que accedieron a la filosofía en el franquismo miraron a Europa. No nos damos cuenta de que esa “distracción” de nuestras propias tradiciones de pensamiento tiene un precio.

Son tres generaciones las que nos separan de las raíces, se ha construido una filosofía española sin raíces. Ortega desapareció del mapa de los lectores españoles en 1955. Hubo que esperar a 1983, con la contribución de Pedro Cerezo.

Rubert de Ventós entrevistó en 1982 a Nicol, reconoce que el franquismo le había hecho propuestas para incorporarse a la academia y las rechazó. Otros, como Ferrater venían a España, se leían, pero no se hablaba de su condición de exiliado.





Dice Zambrano que sin memoria consciente la memoria nos va a explotar de manera inconsciente. La filosofía tiene como misión hacer conscientes los fantasmas.

“Si somos pasado por ser memoria, memoria de lo pasado en España. Pero la memoria suscita pavor, que se reproduzca lo pasado y se piensa que es mejor olvidar. La verdad es todo lo contrario, los fantasmas vuelven. Lo pasado rescatado, clasificado por la conciencia…La historia que va a dar en verdad es la que no puede volver.”

Se trata de una memoria comprensiva, no sólo colectiva, es preciso hacer consciente la memoria.



Esta recuperación del pasado ha dado pavor, porque una parte grande de la filosofía española se ha hecho fuera de España y eso ha molestado reconocerlo a unos y a otros. La izquierda no ha reconocido abiertamente que la primera legitimidad democrática en España fue la de la segunda república, la han olvidado conscientemente con motivo del miedo que había en la transición a resucitar los fantasmas.



Pero es obligatorio recuperar la memoria si se quiere ser justo. ¿Por qué hay un desfondamiento de la sociedad española? Porque falta un ensamblaje filosófico con nuestra propia tradición filosófica española. Llevamos suficiente tiempo de democracia para que no haya miedo a enfrentarse.

Los exiliados españoles que así se sentían no podía creer lo que se decía de ellos cuando se les llamaba “anti españoles”, se quiso identificar lo español con una determinada tradición y cosmovisión que no era la única que ha existido en España.
Cuando se vieron en el exilio no dejaron de intentar contestar a la pregunta ¿por qué nos ha pasado esto?

Desde finales del XIX 1868 ó 76 hasta 1933, hay un discurso muy español hecho por los krausistas, novelistas de la generación de Galdós, la generación del 98 o los escritores del 27.  La mayoría de los intelectuales y filósofos apostaron por la República como modelo político de integración del discurso de casi medio siglo sobre la construcción de España.

Desde el manifiesto del Frente español de María Zambrano, en el que se habla de una España integrada y en unidad, hasta el socialismo de Fernando de los Ríos, antes de que se escinda entre Besteiro frente Araquistáin, hay un componente ético-humanista en el socialismo. Esta generación que se tiene por española ha leído a Menéndez Pelayo, a Galdós, están en la órbita de la ILE, y se ven inmersos en una guerra civil que en 1931 no hubieran creído posible.
¿Por qué hemos terminado así? ¿Qué gérmenes había en la historia de España para que hayamos terminado así? Y también ¿desde dónde es posible la reconstrucción? ¿qué es lo recuperable?

Todos ellos hacen un diagnóstico sobre continuidad y discontinuidad en la historia de España, opinan como filósofos y sociólogos. Buscan el origen histórico de lo que ha pasado.

La tradición filosófica de un país viene marcada por su relación con el Estado. Las peculiaridades de cada tradición están marcadas por las peculiaridades de cada tradición filosófica. Por eso si se mira a lo peculiar de otros países da la impresión de que en España no hay filosofía. Hay que ver la singularidad de cada país sin que eso tenga connotaciones peyorativas. La filosofía no es ahistórica, tiene que ver con sus condiciones históricas. Es importante desde la realidad que se vive, porque la convierte en lo que es: un útil y necesario saber.

Las sociedades se construyen sobre relatos que compartimos. El relato hace que una sociedad se mantenga unida. La filosofía, la historia, la literatura juegan un papel imprescindible. La filosofía nació como un saber legitimador del orden, un saber que elimina la complejidad y el politeísmo. Sin un elemento de unidad no hay sociedad. La filosofía se hizo una vez y hay que seguir rehaciéndola.

Los exiliados se preguntan ¿por qué la razón durante la modernidad ha pasado de ser explicación de totalidad a ser totalitaria?
En el exilio en Méjico se encontraron con la vieja España imperial, así fueron considerados al llegar, como emisarios de esa antigualla.





Nicol se remite a que hemos perdido una parte de nuestra tradición: “De legibus” de Suárez, Escuela de Salamanca…que son unas ideas contrarias al egoísmo al que lleva el pensamiento del pacto social, que lleva a la confrontación interna en la sociedad. Ortega cayó en el ensayismo, el 98 en el esteticismo. Esta situación impidió recuperar nuestra tradición comunitaria del XVI. Es el diagnóstico de Nicol.

Eduardo Nicol (1907-1990)

¿Cuál es la peculiaridad de España, que no anomalía?
Caer en el esencialismo al hablar de los países nos lleva a una situación sin salida, como Ganivet que nos tachó de nación abúlica. Hablar en términos biológicos o médicos de un país es peligroso.

Los países tienen características, pero no tienen caracteres, esas características tienen estabilidad, no estaticidad, si España es una esencia inamovible no hay mucho que hacer.
La peculiaridad de España es que fuimos embrión de Estado e imperio al mismo tiempo. Francia e Inglaterra fueron estados en el XVII, imperios en el XIX. Pero entre nosotros la primera construcción del Estado fue la de los Reyes Católicos. España se comprometió con el imperio de los Habsburgo. Si Juana de Castilla hubiera gobernado (encerrada 20 años en Tordesillas hasta su muerte), la historia habría podido ser de otra manera. Pero gobierna Carlos V mientras Juana la loca está encerrada, y Carlos traía todo el imperio de los Habsburgo, era heredero de media Europa. Inicia la conquista de América. Lo que hubiera sido un modelo inicial de unidad, exigió un modelo de ortodoxia que no dejó lugar a la disidencia.

España que estuvo en los inicios de la modernidad cierra ese proyecto a partir de 1650. Mientras comienza la segunda modernidad, España queda fuera de la razón científico-técnica.

España contribuye en el primer tercio del XVI a la modernidad. Bataillon lo expuso en su libro “Erasmo y España”, obra imprescindible de la que se cumplen 75 años. Esa España del erasmismo, de la tolerancia, del libre examen se rompe. Trento impone la lógica del siglo XIII y el modelo de la monarquía católica. España se convierte en un imperio apartado de la razón científico-técnica.


 Obra magna de Marcel Bataillon


Xirau y Zambrano coinciden en el diagnóstico de que habiendo estado en los orígenes de la modernidad, España no pudo continuar en ella.

María Zambrano fue muy consciente de que el problema no es que no haya habido filosofía, es de vigencia y continuidad. Ha fallado la institucionalización de la filosofía. Lo dice en un artículo en la revista Las Españas de 1948 y lo repite en alguna de sus cartas de los años 60. Los exilios han ido puntuando periódicamente nuestra historia, siempre hubo españoles que se quedaron fuera.

Joaquín Xirau muere en el 46, padre del también filósofo Ramón Xirau. Escribió sobre Luis Vives, recuperando todo lo que quedó fuera de la construcción del Estado, texto de 1942, vol II de las OC. "El papel de la mística". "La religión individual, una alternativa a Trento".

Habla María Zambrano:

“los intelectuales a partir del XVII han ido restringiendo los canales del conocimiento han surgido empirismo, sensualismo, materialismo. Ahora estamos en el estructuralismo, la estructura como cárcel…Que la conciencia haga suyos otros saberes, poesía, místicas, revelaciones todas. El libro “Pensamiento y poesía en la vida española” me costó sinsabores.”

En un escrito de 1941, trata de la España imperial y cómo superarla. De la necesidad de un panamericanismo verdadero. Una unidad transversal no autoritaria sin renunciar a la fraternidad España-América. Sería la hispanidad en versión erasmista que no es la de Ramiro de Maeztu.

¿Cuáles han sido las singularidades de las tradiciones? Hemos dado valor a autores españoles si se parecían a Kierkegaard o a Heidegger. Esto es una visión deformada de nosotros mismos. Los españoles que incorporaron a Krause lo hacían para colaborar en la construcción de la nación, somos universales con la mediación de nuestro idioma.

Nicol es el más antiorteguiano y anti 98 de los exiliados. Dice de Ortega que no fue un pensador riguroso, y del 98 le molesta tanta Castilla yerma. (Cap. 11 de “Conciencia de España”). Los falangistas del Escorial que se consideran herederos del 98 no fueron fieles a lo más sólido de la tradición española, Suárez y Escuela de Salamanca. Así lo expuso en cuadernos Americanos, revista de los exiliados españoles en Méjico, y en la interesante revistas “Las Españas”.
En esos artículos compara el modelo liberal inglés y su evolución hacia el comunismo, basado en la propiedad, que lleva al egoísmo, codicia, los conflictos… con el modelo hispánico de la comunidad. La propiedad es un medio nunca un fin, el fin es el sentido moral de la convivencia. El bien común entendido como compartir el hecho mismo de la convivencia. La perversión de la modernidad es haber convertido los medios en fines, porque el fin es el desarrollo del ser humano.
Nicol es crítico con Cervantes, con su utopía y con las de los ingleses.

Gaos escribió mucho sobre España y el Quijote, (vol. VI de sus Obras completas). Es el filósofo con mejor formación histórica. Concibe la filosofía como historia. El más orteguiano de los cuatro. No hay cortes históricos según él. Critica el imperio como los otros. La España interior ha sido colonia de sí misma hasta la II República.

Gaos considera el papel de la mística en la conformación de la lengua. También la escolástica de Vitoria y Suárez, el humanismo. No reniega del esteticismo, de los géneros literarios ni del ensayismo de Ortega. Considera interesante el pensamiento político del Barroco, Gracián, conecta con la ILE. Señala la dimensión utópica del pensamiento español.

Hay una historia de las ideas y hay que recuperar el devenir de las ideas.
Los exiliados descubren España cuando no están en España. Nos ayudan a reflexionar en las singularidades españolas, y de ahí contribuir a la construcción de Europa y el concierto americano de las naciones. Necesitamos eliminar falsos complejos hispanos de superioridad y de inferioridad con respecto a otras tradiciones.

1 comentario:

Amelia Fernández dijo...

¡Enhorabuena por el artículo, la defensa de una historia que nos pertenece y por tus aportaciones y reflexiones!