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Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Ser errático, Luis Saez Rueda



Autora Ana Azanza
Nos hemos dedicado con fruición a los filósofos ibéricos de todos los siglos, desde los tiempos de Séneca pasando por los medievales, llegando hasta el siglo XX, con tantos exilios. Siguen surgiendo filósofos de última generación, como Luis Saéz Rueda, profesor en Granada. Hemos comentado alguna vez su libro: "Movimientos filosóficos actuales", (Trotta 2009). En él ofrece una apretada síntesis de todo lo que ha pasado en la filosofía occidental empezando por Husserl y terminando en Axel Honneth uno de los últimos epígonos de la célebre Escuela de Frankfurt, con su noción de "reconocimiento" tan útil y fecunda filosóficamente hablando. Yo que me crié en una filosofía medieval o más bien medievalizante, he descubierto en este libro un gran escaparate y guía de todo lo que se ha pensado en los últimos cien años.

En 500 páginas no se pueden hacer grandes discursos sobre los autores, pero me parece un acierto del libro la habilidad de su autor para ir directamente "zur Sache" y también la forma que tiene de poner de relieve las encrucijadas, las tensiones entre pensadores, que es lo que hace enjundioso al pensamiento filosófico actual.
Es difícil no sentirse interpelado por alguna de las corrientes, hay muchas y son variados los acordes que dentro de cada línea de pensamiento se pueden escuchar. Me ha hecho entender algo de Heidegger, el porqué de su separación de la fenomenología, de su trayectoria y de su importancia. Quizás más admirado fuera que dentro de Alemania, y en especial en los países hispanohablantes.

En esta conferencia pronunciada en Colombia  Luis Saez habla de su "Ser errático" (2009), como él mismo dice le pidieron que se "mojara", que tomara partido en ética. Errático en Heidegger se refiere al olvido de ser, porque el hombre se ha desarraigado de su ser en el mundo, y también es una especie de "crítica" que el alemán hace a la filosofía latina, que perdió el "acontecimiento" de los griegos y lo cambió por la noción de "causa eficiente".  Pero la acción aumenta el curso de la vida, dice Luis Saez, en ello no reparó Heidegger.

 El ser humano pertenece al mundo que es una apertura de sentido, habita el mundo y en él alcanza una comprensión de sí. Pero este punto de partida Heideggeriano del habitar no le parece suficiente a Luis Saez, él añade categorías tomadas de la antropología, centricidad y excentricidad. El hombre al habitar está centrado en una cultura por su finitud, pero el hombre es excéntrico a la vez. Sólo él se extraña.Al extrañarse el hombre convierte a lo real en algo misterioso, esfinge que no se puede atrapar.El ser humano es una interrogación viviente, de manera prerreflexiva, lección de la fenomenología por otra parte.Unión discordante de centricidad y excentricidad en el hombre. Puente entre dos mundos, el mundo al que pertenece y aquel al que se lanza, y ese ser puente vigoriza todo su ser. Ni causa primera ni telos último nos determina, ¿está el hombre perdido? Luis Saez cree que no, que el hombre es su propia normatividad.


Hay una normatividad en el propio lenguaje en el que habitamos que es lo que Luis Saez va desgranando en una serie de parejas de conceptos, categorías que ejemplifican en cada caso qué es "centricidad" y "excentricidad".

Lo primero para el hombre es vivir, y lo segundo es desvivirse. Me agrada ese uso de una palabra tan española y tan difíicil de traducir a ninguno de los idiomas filosóficos europeos, que yo sepa.
Del confinamiento al franqueamiento o apertura de un nuevo espacio. De la radicación en un espacio del mundo, sumergirse que no debería ser establecerse, a la erradicación.
El hombre pertenece, como decía Gadamer, pero su envés sería sentirse o ser preso de ese mundo. Y a la vez es una expulsión, un estar lanzado hacia otro. Alude a la maldita palabra desahucio, un negativo expulsar.
Confianza, fianza recíproca, que no es entrega inercial. Y a la vez afianzamiento de sí mismo, ampliando los fondos de la fianza recíproca. No un autoseguramiento centrípeto.
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En este segundo vídeo es en el que Luis Sáez se moja "éticamente hablando" como le habían pedido.

El imperativo categórico sólo prohíbe, para universalizar hay que negar la prohibición. Defecto del imperativo categórico, voy a decir la verdad y voy a dar mi vida por ella, es el fondo noble del I.C. Sólo en un curso de vida tiene sentido la negación, cualquier principio es vacío, necesita una concreción.  Luis Sáez adapta el principio moral de Kant tan abstracto a nuestra concreta situación española, de desahucio. Hay que existencializar al de Könisberg para  aprehender el modo en que la máxima universalizable ha de ser concebida, teniendo en cuenta al otro. Un poco de empatía con el otro es necesaria, a golpe de  razón pura práctica no se puede funcionar. No hay reglas de comportamiento, sino que éste depende de un talante existencial, abierto al "rostro" del otro (Levinas).

A las normas todavía les falta algo, porque a base de normas y dentro de ellas, viviendo las normas al pie de la letra, no está asegurada la justicia. El codicioso no incumple ninguna norma, acumula dinero "dentro de las normas" que hoy parecen hechas para favorecerle. ¿Qué falta a la norma? la equidad o "epiqueia" aconsejada por Aristóteles en la "Etica a Nicómaco" (libro V). Aplicando justicia se hacen injusticias, de ahí la necesidad de deconstruir constantemente la norma para ser equitativo. Increíblemente Derrida se junta con Aristóteles. La recta razón tiene que vulnerar la ley de la razón, para ser equitativa, actuando según la razón implica la capacidad para juzgar en el contexto qué es lo universal apelado en lo concreto.

Juicio reflexionante, "Fronesis". Implican ambas ponerse en el lugar del otro, ver su posible realización existencial. ¿Cuál sería la normatividad del ser errático? para saberlo mejor escuchar a Luis Sáez y sus ejemplos llamativos con los que ilustra la normatividad del ser errático y dialoga con Apel y Habermas: el principio cenital a la "Deleuze" en el que unos con otros nos vinculamos y generamos diferencias. La síntesis disyuntiva, sin causa primera ni telos,  va generando la regla en la proximidad y distancia entre los hombres. ¿Por qué la sociedad occidental ha obturado la posibilidad del "acontecimiento?

La conferencia de Luis llega hasta el minuto 50, luego vienen las preguntas.

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