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Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

ORIGENES CULTURALES DEL ISLAM



Emilio González Ferrín estuvo en el congreso de la Aafi de Granada como especialista en el Islam. De él iba buscando su “Historia del Islam” que no encontré, pero sí “La angustia de Abraham. Sobre los orígenes culturales del Islam”. Es un libro denso e intenso, erudito, aunque hay unas cuantas ideas claves que marcan la melodía y enseñanzas que nos quiere transmitir.



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Leyendo a González Ferrín se aclaran conceptos sobre el origen de las tres grandes religiones monoteístas como las conocemos hoy: judaísmo, cristianismo e Islam. Y es que hubo un tiempo, en los primeros siglos de nuestra era, en las que las distinciones hoy nítidas no estaban tan claras. En particular la distinción judaísmo y cristianismo tardó casi 200 años.

Por su parte la aparición del Islam como nos la han contado releva más de una lectura árabe interesada posterior que de la realidad, al menos según González Ferrín y no tengo porqué dudar de su sapiencia y conocimientos.
 Resultado de imagen de angustia de Abraham
Me ha interesado particularmente su explicación apoyada en suficientes ejemplos históricos de cómo surge la “ortodoxia religiosa”. Alguien da un manotazo en la mesa y establece la frontera: “nosotros” y “ellos”. Ese alguien es por supuesto una instancia de poder. Todo es entorno hasta que se admiten los contornos, las diferencias “esenciales” entre ortodoxia y heterodoxia son provocadas.

González Ferrín hace suyo un concepto de la biología que le resulta particularmente útil para explicar la evolución de las religiones. Me refiero a la epigénesis o adaptación al medio. Ninguna religión, ninguna de las tres que aparecen en este libro, surge de pronto un buen día porque un personaje histórico que hoy identificamos tranquilamente (Jesús, Mahoma, Moisés) decide fundar y de su cabeza saca dogmas, normas de conducta y de vida, ideas sobre Dios y el mundo. Las cosas no son así entre los seres humanos, aunque como bien dice posteriormente y a beneficio de inventario los dirigentes religiosos presenten una versión simplificada de los orígenes.

Así resulta que variados dogmas cristianos se parecen sospechosamente a afirmaciones de otras religiones anteriores, Jesús en el primer siglo de nuestra era no era hijo de Dios, pero llegó un momento en que lo fue, hijo de Dios a lo grecorromano y resucitador a tercer día a lo iranio.

Una ciudad clave para la fijación del canon bíblico tanto para los judíos como para los cristianos fue Alejandría. La Alejandría del primer siglo de nuestra era, donde el judío Filón, gran filólogo y los 70 establecieron las traducciones griegas de la Biblia y de los textos griegos, Homero el primero de todos. Se comienza por la filología, amando y cuidando el texto y se acaba por hacer del texto amado un texto sagrado.
Trae cosas verdaderamente curiosas, por ejemplo de pasada nos enteramos leyendo esta Angustia de Abraham de donde procede el rechazo de los musulmanes por el vino, su desprecio por el teatro, arte que no cultivan o su iconoclastia así como su idea obsesiva de la unicidad divina. Nada es casual y sobre todo nada es genuino y ocurrencia de Mahoma, ni siquiera inspiración.

Gracias a este libro he comprendido mejor que las peleas entre cristianos, judíos y musulmanes son peleas de familia, las peores y más sangrientas como nos demuestra una historia ya larga de cruzadas, inquisiciones, guerras santas y territorios ocupados. Todos hemos olvidado o no nos han enseñado que hubo un tiempo en que hubiera sido muy difícil en determinados lugares diferenciar un cristiano de un judío o un judío de un musulmán. Hizo falta la edad media para que esas diferencias cuajaran y cristalizaran como las conocemos hoy.

Incluso nos vendría bien darnos cuenta de que la religión tiene su origen en la filosofía y viceversa, puesto que se puede hablar de un proto-monoteísmo griego cuando nos encontramos con el Logos de Heráclito o el Nous de Anaxágoras. Que por cierto, esa diferencia entre Nous o Inteligencia suprema ordenadora y Logos, palabra derivada dará mucho juego con el correr de los siglos en el neoplatonismo y en el cristianismo.

O de que la historia de Sansón y Dalila es la historia del sol y la luna, cada día la luna le corta el pelo, sus rayos, al sol.
 Resultado de imagen de sansón y dalila
Un momento clave en el nacimiento del Islam fue la fundación de Bagdad en julio de 762 en Persia, en una zona donde casi se juntan el Tigris y el Eúfrates y habiendo tomado buena nota de la fecha propicia elegida por los astrólogos. La ciudad de la paz se llamó en árabe, como conjuro para más de un siglo de guerras en la región. Ciudad persa en entorno helenizado y tiempo judeocristiano. Lugar caleidoscopio de culturas e ideas que favorecerá la forja de una nueva religión y una nueva civlización aprovechando todos los “detritus” que había sido rechazados por las ortodoxias judías y cristianas. Se fundió lo iranio indoeuropeo y lo semítico árabe en una nueva edición del viejo sistema abrahámico.

¿No había nacido Abraham por estas tierras? La ciudad caldea de Ur no debía de quedar lejos de la nueva Bagdad.

Los cristianos desafectos de Bizancio habían huido a Oriente, andaban por la zona y se expresaban en siríaco, es la lengua en la que se recopila el mundo helénico, la cultura procedente de la Grecia antigua que había pasado por Alejandría. Esos cristianos constituyen comunidades célibes y ascéticas, otra tradición arraigada en la zona, irse al desierto huyendo por motivos variados de la urbe. En dichas comunidades se codifica y memoriza escrituras consideradas sagradas.

Fueron el eslabón necesario para que Bagdad se impusiera como una nueva Roma en el Mediterráneo. La traducción al árabe de dicha sabiduría antigua fue una vuelta de tuerca más en un largo proceso de transmisión cultural.

Con gracia González Ferrín explica que los islámicos no se bajaron del caballo para traducir a Aristóteles. El Islam es helénico en su propio origen, lo griego se había conservado en toda la zona de Oriente Próximo donde cuajará una nueva civilización y una nueva religión.

Bagdad será la redoma donde se unirán lo iranio y lo helénico en un ambiente más científico que religioso.  El sustrato científico procedía de la Alejandría del tiempo de los Ptolomeos, allí nacieron judaísmo, cristianismo y protoislamismo que en principio son un etéreo monoteísmo abrahámico con fundamento filosófico en el neoplatoinismo. En Alejandría surgirá la llamada Ciencia de los Antiguos, así denominada por los árabes.

No hubo salto de lo griego a lo árabe, las escuelas siguieron su labor de transmisión de maestro a discípulo y en determinado momento por circunstancias que vienen perfectamente explicadas en el libro, se cambió de lengua franca, pasó a ser el árabe. El árabe es una creación lingüística que hereda y continúa la actividad científica en torno al año 800.

Alejandría también está en el origen de la cultura latina, pero el asunto es que Roma no dio tanta importancia a la especulación científica. El conocimiento científico siguió practicándose en Oriente durante la época bizantina y no llegó a Europa a través de Roma sino a través de los árabes.

Ellos la llamaron Ciencia de los primeros y la recopilaron en la llamada Summa Alexandrina. Los arabizados se denominaron a sí mismos “los segundos” en interesarse por la ciencia. Al Farabi (870-950) el principal arabizador de la filosofía griega será considerado el segundo maestro, el primero no era un Profeta, era Aristóteles.

Bagdad fue una ciudad con el típico trazado romano, cardo y decumanus, redonda como las polis griegas, de alma persa. Los persas aprenden árabe y toda la zona que durante siglos fue la frontera entre Bizancio y Persia se arabiza. Fue la primera ciudad en la que se puede decir que hubo un orden islámico. En Damasco tuvo lugar un período de gestación del Islam, lo demuestra por el estudio de las monedas acuñadas en el siglo VII en esa ciudad y por el hecho de que Juan Damasceno, de la misma época, aunque se refiere a los ismaelitas nunca habla de Islam ni de Corán ni de su Profeta.

No hay un tronco judío por tanto del que se desgajen las otras dos religiones. Hay movimiento que es la esencia de todo lo histórico, evolución. Nos han enseñado que el maniqueísmo se desvió de la ortodoxia pero la realidad es que sin desviación maniquea no hubiera existido la ortodoxia. La ortodoxia es la novedad. Viene bien pulir nuestros conocimientos sobre el fundamento del maniqueísmo y porqué fracasó. Pero el hecho es que no se comprende el cristianismo oficial ni se comprende el Islam sin el maniqueísmo.


En el siglo XX han aparecido nuevas fuentes para el entendimiento de los “excluidos” por las tres grandes religiones que muestran un panorama lleno de numerosos matices hasta ahora desconocidos. Lo oficial y lo subversivo son distinciones claras con el paso de los siglos, mucho menos claras en los comienzos.

El Islam fundó ciudades en el interior, paralelas a las ciudades costeras de siempre. De ahí surgio la ruta Bagdad, Damasco, Fustat, Kairuán, Fez. El Islam fue un enorme sistema comercial incluso poéticamente sustentado por un Islam religioso: el Debe y el haber se cuadrarán el día de la Deuda.

Una serie de hechos históricos se concitaron en el siglo XV para favorecer el eclipse de la civilización islámica, entre ellos no fue menor la toma de Granada, el descubrimiento de América ni la circunvalación portuguesa de Africa que hizo inútiles los transportes caravaneros por el desierto.

Es sólo un apunte de todas las innumerables teclas que toca González Ferrín en este libro necesario, pues verdaderamente desconocemos qué es el Islam y hoy en día lo vemos como una amenaza cuando su papel en la historia y en la transmisión cultural ha sido fundamental. Me he quedado con una brillante definición: El Islam es la traducción al árabe del sueño de Alejandro Magno..

1 comentario:

g.sinho dijo...

Nos instruimos hasta donde deseemos en un acto de libertad.
Los que deben mirar al pasado para retomarlo donde lo dejaron y continuar, o avanzar en la educación, son los interesados.
Tal vez la magnitud de la tarea no se valora tan suficientemente grande, por ahora, como
para no hacer parecer a la persona o su voz pequeña.
https://www.youtube.com/watch?v=bEoiJEVN6lU