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Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

lunes, 30 de abril de 2018

DISTRACCIÓN Y EMPOBRECIMIENTO DEL DISCURSO PÚBLICO

Por la traducción Ana Azanza 
 
Michael Sandel es profesor de filosofía en Harvard. Dado el éxito de sus conferencias hay que reservar sitio para acudir. Llena los auditorios, alcanzó la fama con 65 años por un seminario sobre Justicia que ha sido visto millones de veces en Internet. Esta entrevista tuvo lugar en el marco de una conferencia de Sandel en la American Academy de Berlín sobre Trump, Populismo y el futuro de la Democracia.

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https://youtu.be/kBdfcR-8hEY

"EL AUGE DEL POPULISMO ES UNA CONSECUENCIA DEL EMPOBRECIMIENTO DEL DISCURSO PUBLICO"

El filósofo Michael Sandel tiene un estatuto similar al de una estrella del pop, afirma que el uso de las redes sociales provoca una disminución colectiva de la atención.


Cuando apareció Internet todos pensamos que sería un avance para la sociedad democrática, todo lo negativo ya no quedará oculto, los hechos se podrían probar más rápidamente, las falsas noticias se descubrirían antes. Sin embargo hoy tenemos la impresión contraria. ¿Es Internet un problema para la democracia?

Efectivamente eso pensábamos, que Internet sería útil para la democracia. Pensábamos que facilitaría la comunicación entre diferentes grupos sociales, que disminuiría la censura, porque la gente se comunicaría más fácil por decir sólo dos ejemplos. Era la base del optimismo, pero ahora vemos el lado oscuro y el peligro que supone Internet. Las empresas que dominan este ámbito han crecido tanto que necesitamos otras reglas. La situación recuerda los principios del siglo XX, cuando fruto de la revolución industrial surgieron grandes monopolios. Las empresas de los medios de comunicación representan un peligro para la democracia.


Monopolios que saben todo sobre nosotros...

Sí es el segundo peligro y tiene que ver con el modelo social de esas empresas como por ejemplo Facebook. Ganan mucho dinero con ello y acumulan grandes cantidades de información personal que venden a los anunciantes. Esto afecta a la esfera privada de la gente. Hay un segundo aspecto que tiene que ver con ello: El modelo social descrito funciona sólo cuando en permanencia hay cada vez más datos. Hay otra forma de usar Internet que tiene que ver con la desviación, desvía nuestra capacidad de estar atentos. Pensemos en el sector de la formación. Desde otro punto de vista Internet puede servir para apoyar las clases...



Ya he visto que es una parte de su éxito personal, pienso en sus clases que se pueden seguir en Internet...



Sí pero también pienso que nos desviamos. El uso de las redes sociales tiene como consecuencia la distracción generalizada. Me es difícil conseguir y mantener la concentración de mis estudiantes. Porque Internet ha disminuido radicalmente la atención de las personas. Por ello en mi clase prohíbo terminantemente los dispositivos electrónicos.



¿Por qué no tienen efectividad las llamadas a la razón?



Porque los medios de comunicación son irrestibles para mucha gente, es casi una adicción. Los usuarios creen que pueden estar permanentemente mirando la pantalla de su móvil para enterarse de lo que está pasando. Esto es muy molesto y disruptivo en una clase. Y sobre todo es una mala costumbre. Una costumbre cuyas consecuencias van mucho más allá del aula y tienen el mismo efecto molesto en nuestra vida social. También la vida social requiere una determinada cantidad de atención. Reflexionar, escuchar, estudiar, argumentar, la capacidad de sacar consecuencias lógicas. Todo exige una presencia de las personas, pero la capacidad de estar atento queda enterrada por los aparatos y la tecnología.

¿Se puede revertir esta tendencia?
 
Evidentemente es relativamente fácil prohibir los móviles en clase puesto que se trata de un espacio cerrado. Pero hay que buscar otras soluciones para cambiar a la base esta forma de vivir. Y esto sólo es posible mediante la educación ciudadana. Aquí entra la responsabilidad de la escuela y los mismo medios de comunicación. En ellos recae la responsabilidad de ver como se puede reducir la excesiva dependencia del móvil.

¿Hay relación entre por un lado la distracción masiva y por otra el apoyo al populismo? 
 
Sí por caminos indirectos, el auge del populismo es una reacción al empobrecimiento del discurso público. Estamos asistiendo a un discurso público que carece de contenido moral, libre de debates sobre identidades políticas y metas comunes. Hay toda una serie de causas por las que este discurso público carece de sustancia y es tan vacío. Una de ellas tiene que ver con la versión del mercado que ofrece la globalización en la que estamos desde hace unas décadas. Hay un discurso público dominado por el lenguaje tecnocrático que no inspira a nadie...

¿Y que ahuyenta a la gente?

O que simplemente no son capaces de seguir. Aquí interviene el permanente estado de distracción: estamos en la peor de las disposiciones para comportarnos como ciudadanos en el mejor sentido de la palabra. Cada vez somos menos capaces de implicarnos en debates fundamentales que son urgentes y necesarios. En consecuencia se origina un vacío moral, y antes o después dicho vacío es colmado por fuerzas intolerantes y estrechas de miras como el nacionalismo o el fundamentalismo.



¿Pero vivíamos en la época anterior a Internet un debate público intenso?

No estoy diciendo que tuviéramos una especie de edad de oro del discuso público, moral e informado como en los tiempos de Atenas antigua, aunque creo que en comparación con la actualidad la situación era bastante mejor (ríe). En serio, en Estados Unidos en las décadas de los 50 y 60 había un debate público intenso sobre derechos civiles o la guerra de Vietnam.

El inmenso éxito de sus conferencias on line y sus apariciones en público muestra al menos que sigue habiendo hambre de un discurso público sustancial. 
 
De hecho existe esa necesidad y lo veo siempre que hablo. Los oyentes vienen y buscan interacción, quieren argumentar conmigo. La gente quiere intervenir en el discurso, y quieren hacerlo sobre la base de un respeto mutuo. Esto me da esperanza, esperanza de un discurso más rico para neutralizar el extremo nacionalismo que estamos viviendo.






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